En cautividad los loros repiten esta conducta con los sonidos emitidos
por sus dueños. Más aún, los espectrogramas de los sonidos emitidos por los
loros de un mismo grupo tienen marcas que permiten identificarlos como miembros
de dicho grupo, como si se tratara de los “apellidos” comunes a todos. Más aún,
los padres emiten una llamada distintiva (le ponen un “nombre”) para sus
polluelos que estos aprenden cuando tienen entre 3 y 4 semanas de edad. Estas
llamadas (“nombres”) que les ponen sus padres son utilizadas por el loro para,
tras ciertas modificaciones, construir su propio “nombre propio.” En un grupo
grande de polluelos, los padres pueden localizar a sus propios polluelos
gracias a estos “nombres” sonoros, y al revés, los polluelos pueden identificar
a sus padres gracias a las de ellos.
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