El lenguaje completo
Como puede verse, el lenguaje de las abejas
resulta sumamente complejo: por lo menos requiere el uso de tres sentidos: el
olfato, el tacto y la vista y sirve a estos insectos para trasmitir, al mismo
tiempo información precisa sobre la cantidad de alimento encontrado, la calidad
que tiene y la dirección y distancia en que la fuente alimenticia se halla.
–sin este medio de comunicación, la colmena, mejor dicho, la especie toda, no
podría sobrevivir y, menos aun, mantener la estupenda organización social que
la caracteriza, la cual tiene como base el principio de “la división del
trabajo”.
Pero no solo tienen las abejas un lenguaje, un
medio de comunicación entre sí, sino que dentro de la estructura de ese
lenguaje común a todas las variedades de abejas, se encuentran diferencias
sutiles que prueban la existencia de formas de expresión propias de cada una de
ellas, esto es, de “dialectos”.
Karl von Frisch y sus ayudantes llegaron a
descubrir variantes en la forma de expresión entre las abejas gigantes, las
enanas, las índicas, las italianas y las austriacas, las cuales, aunque siguen,
en general un patrón común, usan ciertos movimientos peculiares que diferencian
su medio de comunicación, su lenguaje del de las demás, exactamente igual a
como ocurre con cualquier dialecto respecto al idioma madre y los dialectos
entre sí.
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