lunes, 13 de mayo de 2013

Las Abejas VII


Las abejas y el hombre

A primera vista puede parecer que las abejas son útiles al ser humano únicamente como productoras de miel y cera, pero no es así. Nuestro mundo –el mundo humano- y el mundo de las abejas son interdependientes, forman un mundo simbiótico. Si las abejas desaparecieran, el hambre haría estragos, porque la tarea de polinización que realizan estos pequeños y familiares insectos es fundamental en la agricultura mundial; todo en la naturaleza está sincronizado a favor del ser humano y si llegare a faltar alguno de sus componentes la situación para el hombre se dificultaría un poco.

La explotación de las abejas para aprovechar la miel proviene de los tiempos prehistóricos. Restos hallados en la Cueva de las Arañas, cerca de Valencia, España, prueban que ya en la Edad de Piedra los hombres cogían la miel producida por las abejas. Algún tiempo después, el hombre aprendió que las abejas podían ser semi-domesticadas. En los jeroglíficos egipcios, que datan de 2600 años a.C, se describen métodos avanzados de apicultura. Y todavía más tarde, el hombre comprendió que para intervenir en el proceso natural de polinización, para asegurar buenas cosechas, tenía que utilizar a las abejas, asegurándose de tener colmenas disponibles, cuando llegaba la estación de la fecundación de las plantas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario