sábado, 26 de abril de 2014

"Los hombres nos comunicamos mediante signos que nos sirven para decirnos lo que son las cosas, pero también para mentir. Los animales no pueden mentir."


Siéntate!;  Y el perro se sienta. Este hecho no es tan sencillo como parece pero se puede lograr.

Tras un severo entrenamiento el animal ha captado las instrucciones mandadas a través del lenguaje humano por su dueño, ayudado de una entonación y gestos autoritarios que hacen que el perro  capte las instrucciones que expresa su amo. Pero, ¿el lenguaje humano  y  lo  que se entiende por comunicación animal no son términos totalmente opuestos? Es decir, se supone que una cosa no tiene nada que ver con la otra, que los seres humanos tenemos la capacidad de desarrollar un ámbito lingüístico que nos permite comunicarnos entre nosotros y que los animales solo saben "piar", "ladrar", lo cual no es considerado lenguaje.

En este blog encontrarás que lenguaje humano y comunicación animal no son dos conceptos totalmente opuestos, pero que si existen muchísimas diferencias que hacen que  ambos conceptos sean diferentes.
Partimos de la base de que la complejidad del lenguaje humano es un rasgo tan distintivo que muchos especialistas lo consideran una forma de identificar a nuestra especie. Las aves, los insectos, los monos y otros animales también emplean sistemas comunicativos naturales, pero mucho más simples.
Aunque las hormigas y las abejas, como otros animales socia­les, interactúan y se comunican intensamente, lo hacen mediante estímulos físicos (visuales, olfativos, quími­cos...) y gestos, no mediante actos simbólicos. Gruñir, piafar, barritar, crotorar, cloquear..., no son como hablar, aunque los seres huma­nos puedan también hacer, a veces, algo parecido.

Los animales, al igual que los seres humanos, se comunican constantemente. Lo hacen para encontrar comida, escapar de situaciones de peligro, establecer relaciones entre ellos  o mantener un orden dentro de su comunidad.

Presentamos un blog entretenido y dinámico en el que descubrirás que el lenguaje humano y la comunicación animal están ligados (en la medida de lo posible) el uno con el otro, ya que la finalidad de ambos de cierta manera es la misma: comunicarnos para sobrevivir.